Todos los días Ya no se declara la guerra, se prosigue. Lo inconcebible se ha hecho cotidiano. El héroe permanece alejado de los combatientes. El débil ha avanzado hasta las zonas de fuego. El uniforme de diario es la paciencia, la condecoración, la mísera estrella de la esperanza sobre el corazón. Se concede cuando ya no pasa nada, cuando el fuego nutrido ha enmudecido, cuando el enemigo se ha hecho invisible, y la sombra del armamento eterno oscurece el cielo. Se concede por abandonar las banderas, por el valor ante el amigo, por revelar secretos indignos y desacatar toda orden. De "El tiempo postergado" Ediciones Cátedra S. A. 1991
haz lo que debas