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Mostrando entradas de abril, 2012

El valor de la vida*

REflexiona y actúa
*Mi madre decía: a mí me gustan las personas rectas A mí me gustan las personas curvas, las ideas curvas, los caminos curvos, porque el mundo es curvo; y me gustan las curvas y los pechos curvos y los culos curvos, los sentimientos curvos la ebriedad: es curva; las palabras curvas: el amor es curvo; ¡el vientre es curvo! lo diverso es curvo. A mí me gustan los mundos curvos; el mar es curvo, la risa es curva, el dolor es curvo; las uvas: curvas; los labios: curvos; y los sueños, curvos; los paraísos, curvos (no hay otros paraísos); a mí me gusta la anarquía curva; el día es curvo y la noche es curva; ¡la aventura es curva! Y no me gustan las personas rectas, el mundo recto, las ideas rectas; a mí me gustan las manos curvas, los poemas curvos, las horas curvas: ¡contemplar es curvo!; (en las que puedes contemplar las curvas y conocer la tierra); los instrumentos curvos, no los cuchillos, no las leyes: no me gustan las leyes porque son rectas, no me gustan las cosas rectas; Jesus Lizan
"El futuro es algo que cada cual alcanza a un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga y sea quien sea. Clive Staples Lewis (1898-1963)
compARTE* Mil novecientos diecisiete (o 1917) (Patricio Manns) A bordo del pasado yo atravesé la tierra, los mares solitarios, la vastedad salvaje, un crepúsculo en llamas, los glaciares perfectos, la dentellada pura del vendaval marítimo, hasta San Petersburgo, para encontrar a Lenin. Aquí caminó alzando su expresivo vocablo, rehizo muchas veces sus múltiples destierros, palpó el severo musgo de las cadenas muertas y construyó en su mesa las luces aurorales, los fértiles racimos de octubre, fértilmente. El orgulloso visionario, el gran demiurgo del corazón soviético, el hondo capitán llamado a restaurar el orden de la vida, paciente como una semilla se propagó sobre el tiempo y la memoria, se hizo alfabeto orgánico y rebelde, acrisoló los hornos del deber. Con él se despertó su pueblo llenando de altos martillos la mañana. El trueno rojo de los cantos se alzó radiante entre ráfagas de nieve. Y un mar de mástiles ardiendo hizo estandarte el fuego que rugía, hizo constante el peso d